Faltando a los deberes (Diario de Zareba)

Los días pasaron rápidamente en las Espadas de Wrynn, a pesar de que la siniestra oscuridad del Cerro del Cuervo todavía me acosaba en mis sueños a altas horas de la madrugada. Mis repetidas ausencias a los entrenamientos provocaron alguna que otra mirada atenta del Comandante, pero por lo demás, se fue cimentando la camaradería típica de los cuerpos armados.

En cuanto retorné a la capital, estuve ayudando a las labores de reclutamiento. Allí, de pie en el gran salón del Distrito de los Enanos, aproveché para conocer a la elfa Miä, uno de mis superiores. Realmente, hasta la fecha no había llegado a congeniar demasiado bien con los Elfos Nocturnos, a pesar de haberlos visto a montones en las calles de Ventormenta. Siempre me habían parecido, o demasiado taciturnos, o demasiado frívolos. La ausencia de un término medio en estas criaturas es algo que me ha desconcertado siempre, aunque también es cierto que sólo he tratado con elfos residentes en Ventormenta, lejos de su patria, y es posible que sea más una defensa por su parte al hallarse en territorio humano.

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