Conclusiones (Diario de Gnaamesh)

El chirrido de las jarcias y las amarras del zepelín es interrumpido por el ronco sonido de los motores y las voces chillonas de la tripulación goblin. Retorno a Entrañas desde el continente de Kalimdor, con una sensación de decepción por todo lo que esperaba hallar, pues no es muy diferente de lo que podría haber encontrado entre los muros de la Ciudad Muerta.

La cultura de los orcos es bestial y primitiva. He acabado detestando su ridícula obsesión por el honor y por la fuerza, sus gritos y sus borracheras. Sus más que toscos cerebros no parecen entender el inmenso poder que podrían llegar a desatar sobre el mundo con sólo desearlo. No pueden..o no quieren. Temen demasiado al mordisco de la Oscuridad como para ceder a su seducción, razón por la cual son inútiles para nuestros propios designios. Así pues, la tarea de dominar las oscuras fuerzas de la hechicería recae de nuevo sobre los Renegados.

"Paciencia. Disciplina. Nuestra hora llegará."

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