Estudios de cirugía (Diario de Gnaamesh)

La noche está muy entrada en las Tierras Altas. Tan sólo yo permanezco despierto en la posada de Sentencia, cosa bastante lógica para uno que ha vuelto del largo sueño de la muerte, por supuesto. Sonrío en silencio ante mi propio chiste fácil.

Afuera largo rato ha dejaron de oirse las burdas discusiones de los orcos que bebieron demasiada cerveza y los únicos sonidos ocasionales son las roncas voces de la guardia nocturna al avisarse entre los diferentes puestos. Hay que admitir que los orcos pueden llegar a ser muy disciplinados en cuanto a lo militar se refiere. Una cualidad que quizá pueda ser útil en el esquema de los planes de Lady Sylvanas para los Renegados en el futuro.

A la trémula luz de las velas, repaso el mensaje que me ha llegado esta tarde desde uno de mis contactos en la ciudad de Entrañas. Al parecer, hay algún tipo de actividad en torno a los estudios de cirugía prohibida en las calles de Lunargenta y Entrañas. Me pregunto qué tienen de peculiar los estudios de anatomía y disección, teniendo en cuenta la dedicada labor del Real Gremio de Boticarios, y a quién le puede interesar que no se difundan sus resultados.

Aprovecharé mi próximo viaje a la Ciudad Muerta para averiguar más cosas. Siento mucha curiosidad.

Parada en la Villa (Diario de Zareba)

Villaoscura, mi pueblo de procedencia. A pesar de haber sido criada y educada en Ventormenta por los Báldrek, no puedo dejar de sentir cierta atracción por este lugar. A fin de cuentas, mi origen humano está aquí, tal y como descubrí muy a mi pesar hace tiempo. La Villa ha cambiado poco o nada desde que estuve en ella por última vez. La misma oscuridad, la misma sensación de amenaza, la misma incertidumbre.

Aproveché para visitar a los Carevin. Jonathan y Elaine cuidaron de mi cuando más los necesité y son casi mi segunda familia, al menos, por parte humana. Hablamos de muchas cosas, grandes y pequeñas, delante de una tacita de té, mientras transcurría la tarde sumida en la penumbra que inunda el Bosque del Ocaso, recordatorio perpetuo de que la maldición de la Peste de los No-Muertos ha tocado este lugar y no parece querer marcharse nunca.

Voy a quedarme unos días por aquí. Me gustaría averiguar más cosas acerca de mi familia y mi pasado. Después, partiré definitivamente al Sur, lejos de todo esto, para buscar la fortuna, la gloria o ambas cosas a la vez.

Sentencia (Diario de Gnaamesh)

- Puesto avanzado de Sentencia -
Este lugar rezuma odio y venganza por igual. Sus constructores, los autoproclamados defensores de la virtud, la raza humana, edificaron este lugar como campo de concentración para los orcos hace algún tiempo. Hacinados como bestias, los primitivos orcos sufrieron el peor de los cautiverios, tratados como alimañas por sus virtuosos captores.

Ahora, el lugar es un montón de ruinas y los orcos se pasean entre ellas, reclamando el lugar como suyo, haciendo uso de su primitiva fuerza para demostrar lo que podrían desatar sobre Azeroth si se lo propusieran. Pero de nuevo, sus propias diferencias internas limitan su acceso a ese grado de poder.

Guardián de la Ciudadela (Diario de Morgrimm Báldrek)

Dar un sentido a la vida es todo lo que un Paladín puede desear. He vagado sin rumbo fijo demasiado tiempo, luchando contra las injusticias y defendiendo a los débiles de los peligros de este mundo, pero algo en mi corazón me reconcome en demasía, sin saber muy bien qué era, hasta que puse de nuevo los pies en mi querida ciudad de Forjaz, la impresionante fortaleza enana excavada en la roca por manos expertas y apuntalada con el mejor acero enano del mundo...

Y entonces lo tuve claro, como la luz del alba llega a rasgar la noche más oscuras al llegar su hora. Forjaz, la amada capital, es mi destino y mi lugar. He decidido servir al Rey Barbabronce en cuerpo y alma pues no hay mayor honor para un enano que defender la sede de su más selecta cultura.
 Por eso he hecho esta tarde el Juramento al Rey Bajo la Montaña, el pacto ancestral que ligará mi honor a la defensa de la ciudadela. Hasta aquí he llegado y aquí cierro mi diario.

Morgrimm Báldrek, en el vigésimosegundo día del séptimo mes.

Zareba compra un caballo (Diario de Zareba)

La vida en Ventormenta ha cambiado poco desde mi ausencia por la que fue una vez mi hogar. Pocos conocidos quedan entre estos muros: unos están muertos y otros, desaparecidos en el lejano Norte o en las Tierras de la Peste, combatiendo por el honor del rey o por sus propios intereses, que nunca se sabe.

En cuanto a mi, bueno, me despedí del capitán del navío que me trajo a la capital y decidí marchar hacia el sur por el camino de Tuercespina. Con las ganancias del juego he comprado un caballo y pienso ir cabalgando hasta Bahía del Botín, el puerto más meridional de los Reinos del Este, donde brilla el sol..y el oro.

El paso del tiempo (Diario de Zareba Báldrek)

Las festividades del Solsticio de Verano han hecho que regrese a la ciudad que fue mi hogar...hace tiempo. De nuevo, tras pasar un tiempo en el lejano sur, he decidido hacer una breve visita a la capital y ver cómo van las cosas. El navío que me trajo hasta aquí zarpará en unos días hacia Bahía del Botín. Allí tengo varios tratos por cerrar y obligaciones, aí que no me demoraré mucho en esta ciudad. Me pregunto si por aquí quedará algún recuerdo de mis días de servicio el Rey o, por el contrario, mi paso por Ventormenta habrá sido ya olvidado.