La vida en Ventormenta ha cambiado poco desde mi ausencia por la que fue una vez mi hogar. Pocos conocidos quedan entre estos muros: unos están muertos y otros, desaparecidos en el lejano Norte o en las Tierras de la Peste, combatiendo por el honor del rey o por sus propios intereses, que nunca se sabe.
En cuanto a mi, bueno, me despedí del capitán del navío que me trajo a la capital y decidí marchar hacia el sur por el camino de Tuercespina. Con las ganancias del juego he comprado un caballo y pienso ir cabalgando hasta Bahía del Botín, el puerto más meridional de los Reinos del Este, donde brilla el sol..y el oro.
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