De nuevo en los Páramos (Diario de Zareba)

El Capitán Mantorrecio, de la Torre del Centinela de los Páramos, me ha dado trabajo. La paga es normalita, teniendo en cuenta que proviene en su mayor parte de donaciones, pero es lo que hay. Tengo una cama y comida caliente, que es lo que importa. No siento ninguna prisa en alcanzar la fama y la gloria y, mientras tanto, puedo emplear mi acero en algo que considero justo como es la limpieza de los Páramos de toda la gentuza que ha ido llegando a ellos en los últimos tiempos.

Aquí nada parece haber cambiado desde la época en que trabajaba de mensajera, a excepción de los misteriosos temblores de tierra que, de vez en cuando, sacuden toda la región durante breves instantes. Quizá los eruditos se estén dedicando a estudiarlos pero, francamente, no creo que sea asunto de mi incumbencia...

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