Reencuentros (Diario de Zareba)

La atronadora voz del enano resonaba en las escaleras de la posada y logró ponerme el vello de punta, pues reconocería esa voz aunque estuviese en medio del más horroroso vendaval. Al principio, pensé que eran imaginaciones mías, pero cuando su rechoncha y musculosa figura apareció en el umbral creí que me iba a caer redonda en el salón de la taberna.

Allí mismo, bajo el mismo techo que yo, se encontraba la persona a la que más he querido en toda mi existencia y a la que creía desaparecida para siempre de mi vida: mi viejo y querido Morgrimm.

El enano reparó en mi presencia de inmediato y corrió a abrazarme, sin importarle estar a punto de tirar a la camarera con la bandeja repleta de jarras. Gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas y mojaban su pelirroja barba, mas a él eso no parecía importarle, ni tampoco el que los parroquianos de la taberna interrumpiesen sus conversaciones y nos mirasen con extrema curiosidad. No. Para él lo único importante era que me había encontrado y que estaba viva.

Cuando el enano se tranquilizó, nos sentamos cerca del hogar y nos pusimos al día. Así, me enteré de que me había estado buscando infructuosamente por Ventormenta tras los incidentes de Vallefresno y de que, al no encontrar ningún rastro de mi presencia, retornó a Forjaz para dedicar su vida a servir a su Rey. Se entristeció mucho cuando le conté la historia de mi detención y de mi posterior abandono de la ciudad cuando, sintiéndome avergonzada y sola, decidí no retornar jamás a estas tierras. Una decisión errada desde cualquier punto de vista, pero que en su día me pareció la más acertada. Sólo ahora, cuando veo las consecuencias de mi súbita desaparición de escena, comprendo la gran magnitud de mi error. Sólo ahora entiendo cuál es mi destino y quiénes son importantes en mi vida.

Hablamos hasta el amanecer de multitud de cosas, grandes y pequeñas y, al término de la velada, me sentí feliz, tan feliz como aquella niña pequeña que se educó en el hogar del Clan Báldrek, en el Distrito Enano de Ventormenta.

Ahora, a la luz del nuevo día, creo que me encuentro en paz conmigo misma y con el mundo. Nunca más volveré la vista atrás para revolver un pasado muerto hace tiempo. Ahora sólo hay un camino y discurre hacia adelante.

Ahora soy Zareba Báldrek, miembro del Clan Báldrek, soldado de la compañía de las Espadas. Y me siento muy orgullosa de serlo.

1 comentario:

  1. Tan bueno como siempre!! :D

    Sigue narrando estas aventurillas que prometen ser muy interesantes!! :P

    Un saludo!! :D

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