Saberes olvidados (Diario de Gnaamesh)

Ogrimmar, la bárbara capital del pueblo orco y, por decisión de su caudillo, de toda la Horda, es un lugar caótico. En sus calles sin pavimentar se apiñan orcos, goblins y trols como animales alrededor de una charca y sus broncas voces se solapan unas con otras, haciendo imposible cualquier tipo de comunicación que no sea a base de gritos.

En este bastión de brutalidad acorazada debo encontrarme con los brujos de Ogrimmar. Relegados a las profundidades del submundo por sus propios congéreres, los demonologistas orcos atesoran desde hace siglos los saberes prohibidos que un día llevaron a toda su raza a la esclavitud a manos de la Legión Ardiente. Debo descender a dichas profundidades para buscar a aquél que podría iluminarme en mi camino con conocimientos que los hechiceros de Entrañas han perdido, sumidos ciegamente en la guerra contra el reino de Gilneas..

Limpiando las montañas (Diario de Morgrimm)

Seguí a la bestia hasta su inmunda guarida. Había oído historias abajo en el valle, pero eran habladurías contadas a la luz del fuego y con un jarro de cerveza en las manos, así que decidí ir a investigar yo mismo qué estaba diezmando los rebaños de Dun Morog. Es lo mínimo que puede hacer un paladín de Forjaz, creo yo.

Supuse que sería algún gran oso hambriento, incluso un trol desesperado, ya que los wendigos no se habrían acercado tanto a la capital, al menos hasta la fecha. Pronto encontré un rastro de destrucción digno de una de estas criaturas. Hacía un frío de mil demonios y la sangre congelada del suelo se quebraba bajo mis botas reforzadas.

Gracias a los Titanes que miré hacia arriba cuando noté que el cielo se estaba nublando, justo a tiempo de ver que era la enorme sombra del yeti más abrumador que me haya encontrado jamás. Nunca había oído hablar de una cosa tan grande y tan peluda. Me fué de un pelo cuando su maza descendió trazando un arco sobre mi cabeza y, al intentar esquivarla, resbalé en el hielo. La pesada arma se incrustó en el muro a mi costado, momento que aproveché para colocarme a su espalda y emprenderla a golpes con la criatura.

Un oponente torpe suele usar la fuerza bruta más que la astucia y sus tácticas acaban siendo previsibles. Tan sólo es cuestión de aguantar sin ser alcanzado hasta que se canse. Así, al cabo de un largo rato de lucha, logré derribar a mi enemigo, el cual se desmoronó como un alud. Ya no volvería a ser un peligro nunca más para nadie.

Una vez que me hube asegurado de que no había más de esas cosas por la montaña, regresé tranquilamente a Forjaz a tomarme una bien merecida cerveza al calor de la lumbre. Bien está lo que bien acaba, digo yo.

Rescate (Diario de Zareba)

Desperté rodeada de verdor. Al principio, no sabía dónde me encontraba y todo me daba vueltas. A mis oídos sólo llegaban los sonidos apagados del bosque, amortiguados por un dolor sordo que atormentaba mis sienes. Intenté levantarme y pedir socorro, pero una nueva oleada de dolor me asaltó y tuve que tumbarme de nuevo. Tan sólo podía mirar hacia arriba, al borde del terraplén por el que había caído. Lo único que recordaba era el mazazo salvaje de un ogro, que partió literalmente mi yelmo en dos. Quizá la caída por el desnivel me salvó la vida.

Después, creo que perdí el conocimiento, porque cuando volví a abrir los ojos, estaba echada sobre los hombros de alguien que me hablaba con voz entrecortada por el esfuerzo del ascenso. Reconocí la voz. Era el comandante Darcius, que me llevaba cojeando de vuelta a la seguridad del campamento en la torre.

Mas tarde me enteraría de que la operación, a pesar de haber sido un éxito, supuso un duro castigo para las Espadas. Superados en número por los ogros de la ciudadela, la unidad había combatido con sus últimas fuerzas contra el enemigo hasta que estos se retiraron. El número de heridos era muy elevado y casi ninguna de las Espadas había quedado intacta, salvó quizá el oficial médico, lo cual era una suerte dadas las circunstancias.

Ahora, a la espera de la apertura del portal que nos teletransportará a Theramore, no puedo más que dar gracias a mis camaradas de armas por tan bravos ejemplos de valentía y perseverancia.

"Las Espadas van siempre por delante, hacia la muerte y la gloria", dice nuestro código, pero hoy creo que la primera de las cosas tendrá que esperar todavía un poco más.

Andando en círculos (Diario de Zareba)

Tan sólo el crujido de la arena bajo nuestras botas rompe el silencio de la selva. Cerca de mí, una mariposa bate perezosamente las alas mientras se acerca a inspeccionarnos, atraída seguramente por el olor de los explosivos que lleva el mago de batalla que va delante.

"Las Espadas marchan siempre por delante..."

Caminamos en silencio, recordando las instrucciones del Comandante Silas en el campamento base. Debemos abrir una brecha en el campamento fortificado de los trols, situado al norte. Una vez derribadas las enormes puertas, un ataque relámpago sobre los guardianes debería ser suficiente distracción para permitir el paso de un grupo de mensajeros de la Alianza por el camino hacia el norte. Los mensajeros portan algún tipo de objeto de gran valor y deben llegar hasta Ventormenta a toda costa. El patrón debe ser alguien importante, porque el encargo llevaba el sello del Rey Wrynn, con el león y las espadas.

"Las Espadas marchan siempre por delante..."

Cumplido el objetivo principal de la misión nos reagruparemos en las colinas cercanas y, si todo sale bien, después de eso quizá nos ganemos el derecho a volver a casa, al menos por un tiempo.

"...hacia la muerte y la gloria"

Ahora que lo pienso...Silas "el Tuerto" y los demás muchachos están muertos. Casi nadie sobrevivió a la misión en Tuercespina. Nos traicionaron y todos están muertos, devorados por los trols de la jungla.

Entonces, ¿qué está ocurriendo? ¿Dónde están Darcius y Lucy? ¡Angeliss! Debo avisar a Angeliss y Shaz antes de que el traidor oculto destruya su precioso futuro...No, eso ya ha ocurrido, pero en Tuercespina y con otra gente...Todo da vueltas y me duele la cabeza. Estoy en Feralas y esto no está ocurriendo, es casi seguro.

"Las Espadas marchan siempre por delante hacia la muerte y la gloria"


Estoy soñando. Debo despertar.

Carga salvaje (La saga de Grumnkko)

El estruendo de las patas del kodo de guerra es atronador. La enorme criatura avanza pesadamente por el bosque, aplastando a aquellos que se interponen en su camino, mientras los muchachos corren detrás enarbolando las hachas y lanzando sus gritos de guerra para asustar a los enemigos.

Muchas bestias de guerra han sido traídas desde Ogrimmar para luchar contra los elfos del bosque y uno sólo de estos monstruos acorazados es capaz de decantar el resultado de una batalla si es manejado por un experto domador o, mejor aún, por un Señor de las Bestias.

Sus bramidos resuenan entre los árboles como advertencia de que la muerte espera a cualquiera que trate de detener su avance. Es la voz primitiva de la Horda, el grito de guerra de Ogrimmar y el terror de nuestros enemigos.

Nuevos objetivos (Diario de Tholaya)

He empezado a colaborar con la Liga de Expedicionarios de Forjaz. Ellos necesitaban eruditos que les ayudasen a encontrar artefactos antiguos en sus excavaciones y yo necesitaba una oportunidad para desarrollar mis habilidades, así que acepté el trabajito.  Esta es una excelente oportunidad para practicar mis habilidades y convertirme en una maga de primera, que es el gran primer objetivo que me he marcado.

Marcha por el bosque (Diario de Zareba)

Tan sólo el crujido de la hojarasca bajo nuestras botas rompe el silencio del bosque. Cerca de mí, una mariposa bate perezosamente las alas mientras se acerca a inspeccionarnos, atraída seguramente por el olor de los explosivos del mago de batalla que va delante.

Caminamos en silencio, recordando las instrucciones de nuestro comandante en la torre élfica. Debemos abrir una brecha en el campamento fortificado de los ogros, situado al norte. Una vez derribadas las enormes puertas, un ataque relámpago sobre los guardianes debería ser suficiente distracción para permitir el paso de las fuerzas de la Alianza desde el Bastión Plumaluna en el Este. Cumplido el objetivo principal de la misión nos reagruparemos en las colinas cercanas y, si todo sale bien, después de eso quizá nos ganemos el derecho a volver a casa, al menos por un tiempo.

Momentos únicos (Diario de Zareba)

Destinados en una de las torres de los elfos en Feralas, esperamos la recepción de órdenes por parte del Mando Aliado. Nuestros anfitriones, normalmente reservados para con los extraños, nos han proporcionado cobijo, luz y calor, lo cual es todo un detalle en estas noches frías.

A la plateada luz de una fuente mágica, las Espadas comparten sus momentos y sus vidas como no lo harían con otras personas. Dharek el elfo escucha en silencio, Lucylda piensa en Lasselanta con ojos soñadores, mientras Angeliss y Shazira comparten la misma manta y se agarran de la mano. El Comandante está fuera, observando el aire nocturno y charlando con los centinelas de la torre, quizá ultimando detalles de la próxima operación, quién sabe...

Son momentos muy especiales para las Espadas, pues esta camaradería, surgida de modo espontáneo en los momentos de sosiego, será lo único que sostenga sus espíritus en las difíciles horas que les esperan, cuando en medio de la batalla sus vidas pendan de un hilo y en sus oídos resuenen los bárbaros cánticos de sus enemigos. Será en esos momentos cuando el valor haga acopio de sus últimas fuerzas y hunda sus raíces en instantes como este para resurgir con bravura y entereza, retomando el primitivo camino de la supervivencia del mas fuerte.

No sé qué me deparará el mañana, pero el hoy es hermoso.

Bloqueo (La saga de Grumnkko)

Vigilar la frontera es un aburrimiento. Diariamente, los elfos del bosque lanzan furtivos ataques contra la empalizada y son rechazados por la guarnición, para luego ser perseguidos por los guerreros de vanguardia hasta donde pueden llegar sin ser blanco de los arqueros. Y así todos los días...

No hay mucho más que hacer aquí. Desde que los montaraces vinimos a este lugar no hemos hecho más que esperar y esperar a que se abra una brecha en el territorio de nuestros enemigos para poder avanzar. La infiltración ha sido imposible hasta ahora, pues nada escapa a los agudos ojos élficos ocultos en la penumbra de sus árboles.

Vaya, empieza otro asalto...

Entregando un mensaje (Diario de Tholaya)

Villa Oscura es un lugar tétrico y triste, un pueblo rodeado de un bosque que nunca se ha podido librar de la sombra de la plaga de los muertos vivientes. La luz del sol, aun de día, no suele ser capaz de filtrarse entre sus brumas y , en los pocos momentos en los que logra hacerlo, revela un paisaje gris y sin alegría. Es como si la misma naturaleza se hubiese marchitado desde sus raíces más profundas.

Sus habitantes son serios y de pocas palabras, siempre atentos a lo que pueda acechar en las cercanas arboledas o en las sombras de la noche. Ni siquiera los gnomos de aquí muestran esa viveza que nos caracteriza. Me imagino que vivir en un lugar como este hace que adoptes una actitud precavida y vigilante, tan cerca como están del Paso de la Muerte.

Mejor entrego este pergamino en el Concejo y me marcho. Este no es lugar para mí.

Misión en Feralas (Diario de Zareba)

Feralas, uno de los bosques más tupidos de Azeroth, es nuestro destino. El sol apenas se filtra por entre los gigantescos troncos de los árboles y la luz adquiere aquí una tonalidad verdosa casi irreal. Es una auténtica jungla, diferente de la Vega de Tuercespina, pero en muchos sentidos muy similar.

En esta jungla no hay trols, pero abundan las tribus de brutales ogros salvajes a lo largo de todo el territorio y las fuerzas de la Horda tienen aquí algunas de sus bases más ocultas. Elfos y Taurens se enfrentan en estos bosques primigenios desde hace generaciones por el control de la región, mientras que los druidas de ambas razas deciden abandonarse a la naturaleza en sus umbrías cañadas.

Es un sitio muy hermoso, pero no termina de gustarme demasiado. Ojos ocultos e inhumanos parecen observarnos desde la floresta, estudiándolos y calibrando el nivel de nuestra amenaza en silencio.

Estudios de Magia (Diario de Tholaya)

- Ciudad de Ventormenta -

He subido un nuevo peldaño en la interminable escalera del conocimiento arcano. Han sido meses de duro estudio y aprendizaje en la Torre de los Magos de Ventormenta, en los cuales la únicas tareas han sido memorizar y aprender complicados sortilegios y leer infinidad de tomos de su bien nutrida biblioteca.

Ahora, debo partir para poner en práctica todo lo aprendido entre estas paredes que casi han sido mi segundo hogar. Cuando esté preparada, no antes, he de volver aquí para superar mis pruebas.
De momento, tengo un encargo que hacer como parte de mis primeras tareas, consistente en llevar unos documentos hasta Villa Oscura y dejarlos allí a buen recaudo. Nunca he estado en esa villa humana, pero lo que he leído acerca de ella me está empezando a llenar de curiosidad e mpaciencia.

Vida en el cuartel (Diario de Zareba)

Querido Morgrimm:

"Prepárate para la guerra en tiempos de paz", dice un antiguo proverbio.
Las Espadas siguen en los acuartelamientos de Theramore un estricto sistema de formación, tanto militar como académicamente, pues las destrezas aprendidas en este tiempo les serán imprescindibles para la supervivencia en los tiempos que hayan de venir más adelante.

La formación física suele venir de la mano de la teniente Shazira, a las afueras de la ciudad normalmente, y consiste en diversos entrenamientos de habilidades de combate sazonadas con lecciones de táctica. Poco a poco voy puliendo mi estilo de combate, mas todavía me falta mucha práctica para tan siquiera acercarme a la destreza de algunos de las Espadas más veteranas.

En cuanto a la formación académica, aquí me desenvuelvo un poco mejor que algunos de mis compañeros menos cultivados, pero tampoco mucho más. Las clases, impartidas en la Fortaleza, corren a cargo de los eruditos locales, una especie de cónclave de magos que tiene su sede en Theramore bajo la dirección y tutela de la elfa Ailil. Consisten principalmente en conocimientos de historia y geografía de los reinos de Azeroth, especialmente de los ocupados por los enemigos de la Alianza. Estoy tomando anotaciones en el viejo cuaderno de piel de carnero que me enviaste, pues creo que me serán de utilidad más adelante cuando seamos destinados lejos de aquí.

En cuanto a eso, de momento no hay noticias al respecto,  pero es probable que en breve seamos movilizados a un nuevo destino, quizá mas hacia el interior de Kalimdor. Si es así, espero poder contar con mensajeros para escribirte desde allí.

Cuidate mucho,

Zareba Báldrek