Cántico de la hechicera (La Saga de Grumnkko)

Rápidas y destructoras
cabalgan ira y venganza
atronantes son sus alas
para el que llegó su hora.

Viento, fuego, celo y muerte
vibrantes surcan el cielo,
mientras el desesperado celo
va consumiendo su mente.

Pues el vengador se acerca,
veloz como una serpiente,
a destruir la simiente
de aquello que más lo aterra.

¡ Cabalga, cazador, tranquilo,
vuela por el aire, presto,
regio el porte y torvo el gesto,
que cumplirás tu destino !

La bruja (La Saga de Grumnkko)

La cabaña de la bruja apestaba a humo y maldad. Aun no sé cómo mi presa, un raptor de grandes dimensiones herido de muerte, pudo llegar hasta allí para morir casi en el umbral. Parecía como si una mano invisible lo hubiese guiado hasta allí. Una mano misteriosa y siniestra. La mano de una bruja.

Su aspecto era el de una mujer orca joven y lozana, capaz de criar innumerables cachorros y hacer que el más bravo de los guerreros partiese a la batalla sin dudarlo ni un segundo. Sin embargo, el olor de la corrupción demoniaca estaba en el aire, impregnando todo el lugar.

- "Acercate, cazador, y ven a mi fuego " - dijo la hechicera - "Tengo algo que mostrarte".

Por un momento, pensé en marcharme de aquel lugar, pero entonces me asaltó una sensación extraña, un olor que no había percibido desde los lejanos y terribles días en los que, perdidos en lo profundo de Vallefresno, fuimos cazados sin piedad por un espantoso demonio. Es un olor que no se olvida fácilmente...

Me dispuse a marcharme o a luchar por mi vida y mi alma si fuera necesario, mas entonces la bruja sonrió, dejando ver unos dientes cónicos y puntiagudos.

- "No tienes nada que temer, cazador. Si hubiera querido comerme tu alma lo habría hecho allá abajo, en la llanura, cuando creiste que estabas cazando a un saurio depredador. Pasa y siéntate, porque tengo algo que decirte. Después, puedes marcharte."

Venciendo mi resistencia, entré en la cabaña. Estuvimos hablando durante horas y, cuando me marché, tenía un claro objetivo en mi mente.

Nuevos horizontes (Diario de Tholaya)

Cuando los nuevos horizontes se abren ante una, lo menos que puede hacer es salirles al encuentro. Si no, no tendría mucho sentido que ocurriesen. Es una simple y lógica relación de causa y efecto.

La Liga de Expedicionarios ha organizado una expedición a las lejanas y exuberantes selvas situadas al sur de los Reinos del Este con la esperanza de encontrar objetos y artefactos antiguos entre las ruinas de lo que antaño fuera el poderoso Imperio Trol.

Aunque ya ha habido otras expediciones a la región, los secretos de la jungla siguen siendo inalcanzables para la mayoría de los eruditos de Forjaz, razón por la cual se ha decidido incrementar los efectivos y el coste de los mismos para llevar a cabo nuevas investigaciones y excavaciones arqueológicas que llenen los estantes y salas del museo de la Liga en la capital enana de nuevos y asombrosos conocimientos del mundo antiguo.

Para llevar a cabo esta misión con un relativo porcentaje de éxito, son necesarios eruditos sin miedo a los espacios abiertos y las incomodidades del viaje, que hagan el trabajo de campo necesario para que sus colegas de Forjaz puedan seguir investigando en la seguridad de la sede que tienen en la ciudad subterránea.

Como colaboradora de la Liga de Expedicionarios y como maga itinerante, esta es la ocasión que estaba esperando para conocer nuevas tierras y aprender infinidad de nuevas cosas. Voy a la posada a recoger mis pertenencias y prepararme para ir a la estación. Salimos esta misma noche hacia Ventormenta.

Incursión (Diario de Zareba Báldrek)

La humedad de este lugar penetra hasta los huesos, hace calor y los insectos zumban molestamente cerca de nuestros oídos. Aparte de eso, ningún otro sonido rompe la aparente tranquilidad de este sitio.

Pero es una tranquilidad engañosa. El Pantano de las Penas guarda celosamente sus secretos entre las antiguas ruinas que sobresalen aquí y allá entre las aguas, restos de una era ya olvidada.

Nuestra misión consiste en adentrarnos en el pantano y efectuar tareas de reconocimiento. Según los informes de los espías, aquí podría estar acumulándose una gran cantidad de fuerzas del enemigo, destinadas a nutrir el asedio de Nethergarde.

La teniente nos indica que debemos avanzar en sigilo. No me gusta ni un pelo el silencio de este lugar.

Paseo nocturno (Diario de Morgrimm)

Querida Zareba:

Aprovecho que he salido un rato a estirar las piernas después de la cena para escribirte unas líneas. Como no sé donde paras, te mandaré esta carta directamente al cuartel de Arroyoeste.

Llevo en Pico Nidal un par de días, disfrutando de la hospitalidad de nuestros primos, los enanos Martillo Salvaje. De entre todos los miembros de la familia enana, no había estado nunca cerca de gente tan tosca como esta. En comparación con ellos, cualquier tragapán de Kharanos es un marqués a su lado. Incluso su cocina es bárbara. De hecho, uno de los motivos para salir a dar una vuelta es el olor de las tripas cocidas que ha hecho el cocinero para la cena. Repugnante, creeme.

Pero son buena gente, moldeada al estilo salvaje de estas tierras. Son valerosos guerreros y cazadores, y sus chamanes están considerados los mejores del mundo por su especial relación con los elementos de la tierra. Son valiosos aliados y además parientes, por mucho que nos parezcan extrañas sus costumbres.

Empieza a refrescar. Vuelvo adentro. Que tus barbas crezcan largas y lozanas (es un decir).

Morgrimm Báldrek

Camino de Nethergarde (Diario de Zareba)

Este lugar es espantoso. No hay ni una brizna de hierba en muchas leguas a la redonda y la tierra aparece torturada y reseca hasta donde alcanza la vista. El seco viento barre sin piedad la resquebrajada llanura, salpicada de los restos de antiguas batallas alrededor de la fortaleza de Nethergarde.

Según el teniente Dárcius, llegaremos mañana a sus muros con el alba. Eso, suponiendo que no haya caído en manos de los asaltantes orcos. De momento, vamos a acampar entre unas viejas ruinas, a la espera de que llegue el día y podamos avanzar hasta nuestro destino. No encenderemos fuego esta noche para no alertar a ningún posible merodeador.

Va a ser una noche muy larga.

De nuevo en el Paso (Diario de Zareba)

Retenidos en el Paso de la Muerte, esperamos a que el camino esté libre. Los ogros de la región están en pie de guerra y nos han tendido varias emboscadas desde las cumbres.

Al final, temiendo que la noche nos alcanzase al descubierto, el teniente Dárcius nos ha llevado hasta un recodo del camino en el que hemos podido montar una tienda de campaña a la espera de que llegue el nuevo día. Dárcius conoce este sitio de una de nuestras anteriores incursiones en la región, cuando todavía nos llamábamos Espadas de Wrynn. Hace ya tanto tiempo de aquello que casi lo había olvidado.

Vigilaremos durante toda la noche por si a los ogros les da por atacarnos. Hace frío y tengo hambre, pero sabré aguantarme hasta la hora de la cena.