Volver al hogar (Diario de Zareba)

Shatrath, la ciudad de la raza draenei, brilla como una gema en medio del tupido bosque de Terokkar. Reconquistada hace tiempo por las fuerzas de la luz, su sóla presencia es como un faro de esperanza en esta tierra tan extraña y llena de oscuridades y a ella acuden refugiados de todas las razas unidos con el único propósito de sobrevivir. No es extraño ver orcos por los arrabales de la ciudad, compartiendo sus pobres calles con otras razas antagonistas como los humanos, por poner un ejemplo. Esto es algo que llama la atención y me desconcierta, y me hace pensar en qué otros rumbos podría haber llevado nuestro viejo mundo si las decisiones hubieran sido diferentes.

En cuanto a los draenei, he descubierto mucho de ellos en el tiempo que llevo en Terrallende. Son una raza noble y muy avanzada, a pesar de que toda su tecnología cristalina no procede directamente de ellos, sino que ha sido cedida por los Naaru, una raza de seres etéreos que culturas menos desarrolladas tomarían por dioses si se topasen con ellos. En su ciudad he descubierto un portal que lleva directamente a Ventormenta y he sentido una punzada en el corazón al entrever su calles empedradas y sus tejados azules brillando al sol de la mañana.

Hoy, sentada en la Taberna del Fin del Mundo, ha tomado una decisión que llevo posponiendo. Retornaré a Ventormenta a través del portal. Llevo demasiado tiempo aquí. Es hora de volver a casa otra vez.

Podría acostumbrarme (La Saga de Grumnkko)

No me han ido mal las cosas últimamente. Tras el combate con el demonio, pareció como si mi suerte cambiara. Con mi destino cumplido, era de nuevo libre para ir donde quisiera y así lo hice.

Vagué por los bosques disfrutando de la caza y la vida salvaje, hasta que encontré un grupo de la Avanzada Grito Infernal y me uní a ellos. Desde entoces, he estado llevando carretas de material de un lado a otro del frente en Vallefresno. Ya no veo demonios en mis sueños.

Creo que podría acostumbrarme a esto de nuevo.

FIN DE LA SAGA DE GRUMNKKO

Ríos de oro (Diario de Gnaamesh)

El bonancible clima de esta región del mundo y la presencia de puertos francos provoca que se concentren en ella un gran número de maleantes y proscritos de toda clase. La piratería es endémica en estas aguas, mientras que las expediciones a las junglas del interior son algo frecuentes. Ya sea para buscar oro y minerales, estaño y cobre sobre todo, así como otros recursos naturales o incluso esclavos, el movimiento a través de la jungla es algo habitual y no falto de peligros.

 Sin embargo, la recompensa es grande para aquellos capaces de encontrar un filón o hacerse con un buen cargamento de maderas preciosas. El oro fluye por los caminos de Tuercespina, impulsado por la ambición de los príncipes mercantes goblin y la codicia de los corsarios.

Para los eruditos como yo, la selva es una fuente inagotable de componentes mágicos y de conocimientos perdidos, un lugar lleno de posibilidades y misteriosas fuentes de antiguo poder...

Misión cumplida (Diario de Zareba)

- Bastión Allerian. Bosque de Terokkar -

He cruzado medio continente para llegar hasta aquí, pero por fin pude cumplir con mi deber y entregar el mensaje que me fue confiado. El Capitán Willheim, postrado en cama por unas fiebres, se sorprendió bastante de que alguien hubiera recorrido tal cantidad de leguas para entregar el mensaje y redactó una carta de recomendación en agradecimiento por semejante servicio. He de decir que me siento orgullosa de haber llegado hasta aquí, aunque también me siento muy cansada. Demasiado, quizá.

Atrás quedaron las frías y húmedas marismas de Zangar, habitadas por todo tipo de viscosas criaturas  y el paisaje torturado de la Península del Fuego Infernal, con sus demonios y sus ruinas habitadas por los espectros de los hombres que murieron para defenderlas. Ahora tengo por delante un nuevo futuro y un largo camino de vuelta a casa.

Probablemente me quede un tiempo por esta región, mientras encuentro un modo de regresar. Echo de menos Ventormenta..